Hombres, manipuladores emocionales


“Los hombres también lloran”, es una frase, que frecuentemente ha resonado en contraposición del pensamiento de las enseñanzas más tradicionales, que resaltan la rudeza y el encubrimiento de la debilidad masculina. Pero, ¿qué hacer cuando nos encontramos ante hombres que son un manantial de lágrimas? Que para confrontar responsabilidades o reclamos, acuden a la tristeza, el llanto o se visten de victimas del mundo. ¿Por qué actúan de esta forma?, ¿qué origina esta conducta?

Según varios estudiosos, podemos estar presentes ante un manipulador emocional, ¿qué podemos hacer ante estas situaciones? Busquemos algunas pistas desde el inicio de la vida y exploremos algunos rasgos de la personalidad de estos individuos.

Todos empezamos así.


Al nacer, todo bebé está desprovisto de cualquier forma de lenguaje para comunicarse con el mundo que le rodea. Por lo que, instintivamente el llanto se convierte en una forma de manifestar ciertas necesidades a complacer (hambre, sueño u incomodidades). Una vez que, nuestra inteligencia nos permite asimilar que ante ciertas señales obtendremos algunas respuestas, estas se irán perfeccionando. Y con el paso del tiempo, aprenderemos a comunicarnos con el exterior mediante un lenguaje común.

Inicios del llorón.


Ahora bien, esta etapa es clave para el futuro comportamiento de la persona, y he aquí la explicación:

Todo niño tiene al llanto como principal método de comunicación. Y poco a poco, el pequeño irá incorporando distintas codificaciones comunicativas, a medida que vaya observando qué tan efectivas son. Por ejemplo: un niño que tira un juguete al suelo y quieren que se lo devuelvan. Empieza a llorar, y la persona a su cuidado quizás no entienda lo que quiera. Pero, si en cambio, señala con el dedo el objeto, la otra persona comprenderá lo que quiere el chiquillo.

En consecuencia, el infante modificará su método de comunicación. Pues, comprenderá que será más efectivo señalar con el dedo, que empezar a llorar. Pero en caso opuesto, bien sea por falta de asimilación del niño o atención desesperadamente rápida de los cuidadores, no permitirán que el pequeño perfeccione su método comunicativo. Nos encontraremos entonces, con los niños que “lloran por todo”.

La dependencia social.


Todos entendemos que desde nuestro nacimiento, somos completamente dependientes de aquellos que nos rodean. Pero, a medida que aprendemos a sobrevivir, esta dependencia se vuelve cada vez menos necesaria. Pues, ese es el objetivo de todo desarrollo humano, la independencia y fortalecimiento físico, emocional y social, entre otros aspectos. Y que al llegar a cierta edad, entramos a la cúspide de nuestro desarrollo humano, que también se le conoce como “madurez”.

El llanto.


Entonces, quedamos en que aquél niño no asimiló otro método comunicativo más efectivo que el llanto. Por lo que encontramos un obstáculo en el desarrollo comunicativo del niño. Y al fallar una etapa de este desarrollo, también se verán afectados otros procesos de madurez del futuro hombre. Por lo que, el sentimiento de independencia no se completará del todo. Teniendo como consecuencia, problemas para asumir responsabilidades.

Pero, el instinto de supervivencia, hará desarrollar en nuestros patrones de personalidad, habilidades que puedan suplantar nuestras deficiencias. Y en el caso del hombre cuyo proceso de madurez no se ha logrado, este buscará los medios para evitar asumir las responsabilidades de sus actos.

De llorones a manipuladores.


Es entonces, cuando el niño que no encontró otro método comunicativo más efectivo que el llanto, fue creciendo sin desarrollar habilidades para resolución de problemas cotidianos. Asimilando en los primeros años de vida, que el llorar era una forma efectiva de satisfacer sus necesidades. Lo cual perfeccionará en la adolescencia y edad adulta, convirtiéndose en una forma de manipulador emocional.

Estos son, algunos de los rasgos característicos de los manipuladores emocionales cuya principal herramienta es el llanto:

-          Incapacidad de asumir las responsabilidades de su vida.
-          Dificultad para comunicarse.
-          Hacerse pasar por victimas cargando de culpas a otras personas.
-          Evasión de conversaciones con temas comprometedores o donde se sientan vulnerables.

Cabe destacar que, muchos hombres que poseen las características mencionadas anteriormente, usan el llanto como método de manipulación consciente para lograr sus objetivos. También se puede generar el caso, de hombres cuyo llanto no obedece a intenciones manipuladoras, sino que es una manifestación involuntaria de frustración ante su incapacidad de resolver problemas cotidianos.

¿Qué hacer?


El inconveniente inicial es, ¿cómo acusar a alguien de manipulador o embaucador por ser un llorón? Es difícil. Pero te advierto, si eres una persona, que siempre carga con sentimientos de culpa y no te detienes a verificar el por qué sientes lástima por el otro. ¡Cuidado!, eres una posible víctima de estos manipuladores.

En fin, lo mejor que puedes hacer es: conocer mejor a las personas con las que nos relacionamos, detectar si estamos ante manipuladores emocionales verificando si tiene alguna de las características que mencionamos, verificar las razones de nuestras emociones, pedir opiniones de personas de confianza y si está a nuestro alcance, buscar ayuda profesional para la persona.

Muchos elementos podemos seguir desarrollando de este tema. En una próxima oportunidad profundizaremos en particularidades.

Me despido... 


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